Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española

Descripción

Prólogo de Salvador Fernández Ramírez

Desde hace algunos decenios hemos asistido en España a un extraño enfriamiento del interés por los problemas normativos de la lengua. A la última importante compilación, acaso la de Juan Mir y Noguera, episodio final de una larga historia antigalicista, y a las belicosas y divertidas escaramuzas que fueron un día los artículos periodísticos de Mariano de Cavia y Julio Casares, ha sucedido un silencio de muerte. ¿Es que los censores se han cansado de predicar en desierto? ¿Se llenaron de escepticismo o de ilimitada confianza? ¿O no será que la lengua española ha llegado a «la cumbre de toda buena fortuna»? ¿Qué dirán por su parte los censurados? ¿Qué dice el espectador neutral?

Pero ese enfriamiento no es un fenómeno aislado. No dejamos de pensar que se halla en cierta correlación de signo cultural con el adelgazamiento o enrarecimiento que en los últimos años ha experimentado la crítica en el escenario de la vida literaria española. Diríamos que la critica literaria y la crítica lingüistica se contraen, se conge-lan, en una época, por otra parte, en que las disciplinas científicas correlativas, las filológicas y las lingüísticas, se hallan en plena forma, o gozan por lo menos de buena salud. Sería también cosa de averiguar si existe o no existe relación de sentido entre lo uno y lo otro, si la seguridad que proporciona un método riguroso para la em-presa científica a largo plazo no será la que debilita el entusiasmo por el «cuerpo a cuerpo» de la crítica y la censura efímeras.
Lo que nos preguntamos es si la vida literaria de un país es normal sin este cuerpo a cuerpo, sobre todo sin que este orden de cuestiones se ventile públicamente. Porque nadie duda de que la acción crítica y censoria existe.

Pero hoy es clandestina y privada. Salta desde el gabinete de trabajo a las tertulias y cenáculos. No es menos viva y virulenta que en la época de nuestros desmelenados abuelos. Nunca en España se ha oído decir más reiteradamente, con razón o sin ella, que nuestros escritores escriben mal, que la mercancía literaria no es buena, etc. Pero el que así vocifera, al entrar en la Redacción se pone guante blanco y alza hasta las nubes, si llega el caso, al último premio literario.

Tal vez hemos practicado con exceso la crítica de la critica. En el caso de la lingüística normativa, no siempre sin razón. Pero empezábamos a temer que este género de literatura pereciese o acabase estancándose definitivamente en un monopolio de nuestros hermanos de América. El librito que motiva estas líneas, DICCIONARIO DE DUDAS Y DIFICULTADES DE LA LENGUA ESPAÑOLA, hace renacer nuestras esperanzas. Manuel Seco probó ya sus fuerzas completando y remozando el conocido Manual de gramática española, que Rafael Seco había publicado en 1930, tres años antes de morir, cuando no podía pensar en esta colaboración póstuma con su propio hijo. Hoy nos ofrece Manuel Seco en su DICCIONARIO una obra de más grandes alientos, bien meditada y cuidadosamente elaborada, con abundantes citas de primera mano, sin ninguna clase de rigor preceptista. Comparecen en ella a juicio o nos dictan su autoridad escritores españoles y americanos. Con esta obra se rehabilita un género casi olvidado hoy en España. Renace bien equipado, movido por un generoso espíritu de tolerancia.

Esperemos que anime a los apáticos, para que nunca falten en España estas guerrillas de salvación, tan ingratas a muchos, pero tan necesarias en una república de las letras agitada, combativa y digna de tal nombre.