Descripción
Fenómenos nuevos como el narcotráfico, el secuestro, la misma narcosuversión, los mal implantados controles posteriores en el sector público, la complicidad bancaria y financiera, aunada a la insolidaridad ciudadana son caldo de cultivo para la impunidad, que día a día se acentúa de manera alarmante, en lo que respecta a un enriquecimiento desmesurado e ilegal. El cinismo social, que no ha castigado a quienes se enriquecieron ilícitamente o por vías tortuosas, favorece la corrupción. Para nadie es un secreto que nuestro país colombiano tiene el triste privilegio de ser uno de los países con índices más altos de corrupción, tanto en el sector público como en el privado. No Hay duda que la escasa eficacia de nuestra justicia, que al tiempo de carecer de medios técnicos para investigar estos delitos, se queda corta en el necesario seguimiento para la transferencia al lado, de los cuantiosos contratos estatales, negocios y actividades ilegales que generan uno de los delitos más atacados en la actualidad como es el enriquecimiento ilícito.
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