Descripción
No sé desde cuando – desde siempre, en cierta manera- me han acompañado su voz poética, sus sonetos galantes, con esa finura erótica que dentro del campo de la poesía colombiana no tiene semejante sino, en la de Alberto Angel Montoya; sus versos de viajero por geografías reales o imaginarias; la transparente religiosidad de creaciones suyas como las que le han inspirado la figura del pobrecillo de Asís; sus evocaciones de la niñez, del pasado, de figuras familiares o de amigos, esa dimensión de su nostalgia.
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